Desde los años 70 se comenzó a utilizar el flúor, luego de descubrir su beneficio en la disminución de las caries dentales tanto en adultos como en niños. Lo podemos utilizar en pastas de dientes, en enjuagues bucales y en barnices que son aplicados por un profesional.
El flúor sirve para:
Prevenir las caries, haciendo más fuerte a los tejidos duros del diente y evitando que sean atacados por el ácido producido por las bacterias.
Tratar caries incipientes (iniciales) , ya que le devuelve los minerales perdidos al diente.
Tratar la sensibilidad dental: permite tapar los túbulos dentinarios expuestos y con eso disminuye la sensibilidad. Imagen N°1.
Imagen N°1: Túbulos dentinarios expuestos, causa de la sensibilidad dentinaria.
Formas de Aplicación:
La más conocida es en las pasta dentales, encontrándolas en diferentes concentraciones y sabores. Hoy en día se recomienda el uso de pastas de 1.000 a 1.500 partes por millón para niños mayores de 2 años (que no traguen la pasta) y adultos. Esta debe ser usada de forma permanente, dos veces al día durante 2 minutos.
También contamos con enjuagues bucales fluorurados, que se pueden usar diariamente y semanalmente. Su uso está recomendado a partir de los 6 años.
Además el odontólogo puede aplicar barnices fluorados, que forman una capa protectora la cual dura varias semanas, permitiendo que el flúor se libere lentamente a la boca. Es un procedimiento simple y cómodo para el paciente. Se recomienda su uso para niños y adultos y la frecuencia de aplicación depende del riesgo de padecer caries que tenga el paciente, o del grado de sensibilidad.
Para obtener los mejores beneficios del flúor es importante mantener una correcta higiene bucal, ya que si el paciente posee placa bacteriana sobre sus dientes el flúor no podrá depositarse en la superficie del diente. Además es importante acompañar con una dieta baja en azúcares.
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